Sociedad civil y política exterior: el movimiento de mujeres (página 2)
Las Conferencias sobre Población y Desarrollo
(El Cairo 1994) y sobre la Mujer
(Beijing 1995) incluyeron en gran medida las reivindicaciones
y propuestas del movimiento
de mujeres como resultado de una compleja trama de relaciones
entre la sociedad
civil y el Estado,
entre el movimiento a nivel nacional, regional y mundial con
los gobiernos.La IV Conferencia
Mundial sobre la Mujer de
Beijing de 1995 significó un paso fundamental desde
las conferencias meramente declaratorias hacia las que buscan
un compromiso concreto
para la acción. En la Plataforma de
Acción de Beijing, (PAM) de Beijing, aprobada por
unanimidad en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer
conjuntamente con la Declaración de Beijing, se
definieron un conjunto de objetivos
estratégicos y se explicaron las medidas que los
gobiernos, la comunidad
internacional y la sociedad
civil debían adoptar a más tardar para el
año 2002 para eliminar los obstáculos que
entorpecen el adelanto de la mujer. En dicho documento se
identificaron 12 esferas representativas de especial
preocupación.La PAM dispuso que el conjunto de los países
que la suscribieron colocaran en sus agendas nacionales
objetivos y estrategias precisas; que dispusieran
mecanismos y recursos
suficientes con el fin de lograr resultados
mensurables.La PAM, dotada del valor del
consenso global, aportó los términos
conceptuales y la visión de los resultados esperados,
lo que hizo que, a diferencia de todos los instrumentos
anteriores, sea un instrumento para la acción, esto
es, una plataforma a partir de la cual la conducta
de los Estados en la implementación de sus compromisos
internacionales puede ser observada, medida y evaluada tanto
en sus logros y avances programáticos, como en la
inacción y la falta de voluntad de cumplimiento del
compromiso. Todo ello expuesto a la visión
pública con las consecuencias políticas consiguientes.Particularmente, la Conferencia de Beijing
otorgó un importante rol importante al mundo
organizado de las mujeres señalando que "las Organizaciones No Gubernamentales y
comunitarias tienen un rol específico que jugar en la
creación de un clima social,
económico, político e intelectual basado en la
igualdad
entre mujeres y hombres. Las mujeres deben involucrarse
activamente en la implementación y vigilancia de la
Plataforma de Acción" (PAM
N°289).Este nuevo escenario ha generado condiciones para la
búsqueda de una ciudadanía más activa por parte
del movimiento, ejerciendo su responsabilidad en la construcción del orden deseado en donde
el control
ciudadano es una expresión de dicha ciudadanía
activa que apunta a vigilar los compromisos del Estado con
la sociedad civil a través de la realización de
actividades específicas que aporten de manera
sistemática la "responsabilización" de los
gobiernos ante dicha ciudadanía).- LA PLATAFORMA DE
ACCIÓN MUNDIAL (PAM) DE BEIJING.La esfera pública, tal como la conciben Cohen
y Arato, se refiere a un espacio jurídicamente privado
en el que individuos sin estatus oficial buscan persuadirse
los unos a los otros por medio de la discusión
democrática y racional con el propósito de
controlar e influir la formación de políticas
en las instituciones jurídicamente
públicas del Estado.Fueron muchas las mujeres que actuaron, participaron
y construyeron Beijing desde sus propios movimientos,
espacios oficiales, instancias internacionales y
supranacionales, incluyendo las agencias de
cooperación. Estas actoras fueron delimitando y
ampliando sus horizontes de referencia a partir de las
interacciones en sus propios espacios y de las
múltiples interlocuciones que se desarrollaron desde
la sociedad civil, los gobiernos y los espacios oficiales
supranacionales.De hecho, una de las características
más distintivas de esta conferencia fue la
amplísima participación de organizaciones
no-gubernamentales, participación que, además,
se planificó con bastante anticipación,
celebrando reuniones preparatorias de nivel nacional,
sub-regional y regional. En algunos países, entre
ellos el Perú, el proceso preparatorio fue muy amplio,
representativo y enriquecedor para diversidad de
organizaciones de mujeres que participaron de
él.Diversidad y pluralismo
El proceso iniciado en Beijing en 1995 ha
desembocado en la consolidación no sólo de un
marco político basado en el cuestionamiento de las
relaciones sociales de género
sino también de un espacio autónomo y
negociador para, desde la sociedad civil, "… visibilizar la
agenda e interpelar al Estado, impulsándolo a que
asuma su responsabilidad con las necesidades y propuestas de
las mujeres como aspectos sustanciales para una
ciudadanía plena y para la consolidación de las
democracias de la región" .Este proceso preparatorio, sin embargo, no ha sido
fácil ni uniforme. En él se reprodujo todo el
abanico de la diversidad de la sociedad civil, una de sus
más importantes características. La sociedad
civil, en tanto esfera pública no estatal, está
a salvo de las deformaciones del poder
económico y político y del estatus social es
universalmente accesible, incluyente y plural. Comprende por
ello un amplio conjunto de organizaciones, formales e
informales, y, claro está, el "mercado"
ideológico y el flujo de información e ideas que transcurre
tanto por los canales formales, escritos, masivos y
audiovisuales como por los informales, paralelos y
simplemente orales.El movimiento de mujeres, en tanto espacio de
convergencia amplio en que se expresan las más
diversas formas organizativas, algunas específicamente
de género, otras socioeconómicas (generales),
otras confesionales, barriales, culturales, políticas,
etc., no constituye un proceso lineal, homogéneo,
único o con el liderazgo
de un solo grupo o
tendencia. No. Sus procesos y
protagonismo son variados. Es un movimiento en el que
confluyen mujeres de diferentes sectores de clase,
etnia,
pensamiento y posiciones políticas: es
pluriclasista, pluriétnico y pluralista. En él
se desarrollan tendencias diferenciales, con procesos,
estrategias y propuestas propias.El movimiento feminista – entendido como una
corriente política que busca la
transformación de las relaciones
socio-económicas, ideológicas, culturales y de
poder entre los géneros- participa de este movimiento
amplio y constituye el principal referente político e
ideológico para el conjunto.Particularmente, el movimiento de mujeres y el
feminismo
latinoamericano y caribeño son heterogéneos,
crecen en un contexto de transición y
universalización del capitalismo, atravesados por múltiples
tendencias, corrientes e interpretaciones que, singularmente,
forman su originalidad organizativa sin línea
única ni territorios demarcados.En estos últimos veinte años, a pesar
de una multiplicidad de debates y controversias, han
convivido en este espacio sin fronteras llamado movimiento de
mujeres, desde una corriente emancipatoria (liberal) hasta el
radicalismo, pasando por el feminismo popular, el religioso y
todos los matices y mezclas
entre ellos.En la actualidad, con la multiplicación de
grupos,
colectivos, centros de mujeres y otras organizaciones, en
muchas ocasiones las diversas tendencias se entrelazan, se
mezclan, conviven y hasta se funden. Esas diversas tendencia
nos proporcionan un dato importante: que el movimiento de
mujeres y feminista no se trata de una única esfera no
estatal sino que ésta incluye una variedad de esferas
públicas legalmente garantizadas y que se
autoorganizan según sus propios intereses y
percepciones sobre la base del bien común.En conclusión, el movimiento de mujeres y el
movimiento feminista, concebidos como procesos y espacios o
esferas públicas diversas de confluencia, constituyen
una fuerza
política autónoma que transforma el monolitismo
de las corrientes políticas tradicionales; y en donde
el movimiento aparece como un caleidoscopio, con
múltiples matices que divergen pero conviven y lo
integran gracias a su peculiar organización en redes, grupos
pequeños en que se dan interacciones sociales cuya
pluralidad, intensidad y compromiso cooperan para crear un
espacio de creación cultural y cambio
social.El proceso discursivo
No obstante, a pesar de que el feminismo constituye
el principal polo de referencia del movimiento de mujeres, no
representa a todas las tendencias comprendidas en
éste, que abarca a todos los sectores de mujeres
organizadas, feministas y no feministas, movilizadas por
causas diversas, algunas de las cuales buscan disociarse del
feminismo, aun cuando mantienen en la práctica, casi
invariablemente, puntos de convergencia y reivindicaciones
comunes.Existen diversos prejuicios recíprocos y, a
veces, faltan mecanismos de comunicación que faciliten la exposición de los diversos
acercamientos y por lo tanto un mayor conocimiento mútuo. Pero también
se han expresado diferencias en cuanto a posturas
políticas, a concepciones organizativas o
estratégicas.Por un lado abunda la desinformación sobre el
feminismo que le ha prestado intenciones o postulados muchas
veces tergiversados; se ha divulgado por ejemplo que las
posturas basadas en una conciencia
de género excluirían la posibilidad de
considerar otras problemáticas en lugar de
completarlas o complementarlas. Asimismo se ha
sobredimensionado la importancia del separatismo para asociar
el feminismo a un supuesto sectarismo femenino de clase
media.También se han tergiversado las orientaciones
del feminismo radical (Radical feminism) una corriente de
izquierda, sobre todo de inspiración marxista, que
alimentó en los años 70 y 80 los más
ardientes debates en Europa
(particularmente en Gran Bretaña) buscando
acuñar una perspectiva de género a los
conceptos marxistas. En muchos medios el
mismo término feminismo evoca supuestas posturas
políticas inalcanzables por la mujer promedio o ideas
radicales que se presume serían incompatibles con
reivindicaciones socio-económicas.El desarrollo del movimiento feminista tampoco
está liberado de las contradicciones propias de su
época y, en ese sentido, está marcado por
prioridades que excluyen, en muchos casos,
problemáticas consideradas de primer orden (como la
étnica) en algunas instancias del movimiento.
Igualmente, las diferencias de clases, de orígenes
étnicos y culturales, de orientación sexual,
que confluyen en el movimiento han complejizado la
afirmación de identidad
colectiva. Algunas mujeres han querido darle una respuesta
rápida a la creación de dicha identidad, a
través de la búsqueda de un espacio
único (real o simbólico), muchas veces
exclusivo, que podría permitir alguna cohesión
de pequeños grupos, pero que excluiría a todas
las que no pertenezcan a la cultura
desarrollada por dichas unidades.Asimismo, tampoco puede negarse un hecho innegable
que ha definido la creación de discursos
feministas, cual es la posibilidad de acceder a la
autonomía personal y al
conocimiento, elementos que pasan por el acceso a ciertas
posibilidades socio-económicas, que no son accesibles
a las mujeres de todas las etnias y grupos
sociales.Igualmente, se señala que los antagonismos
expresados en el movimiento latinoamericano se fundamentan
más en rivalidades y resentimientos personales; aunque
también admiten la existencia de desacuerdos
básicos, tanto conceptuales como metodológicos,
sobre principios y
premisas fundamentales.El VII Encuentro Feminista realizado en 1996 en
Chile, a un año del proceso de participación de
amplios sectores feministas en la IV Conferencia Mundial
sobre la Mujer en Beijing en 1995, fue especialmente
conflictivo y crítico de la participación de
las feministas en los gobiernos (feminismo institucional) y
de la negociación con ellos.Sin embargo, a pesar de estas dificultades, el
movimiento de mujeres y el movimiento feminista, concebidos
como procesos y como espacios de confluencia, se han
convertido en una fuerza política autónoma que
transforma el monolitismo de las corrientes políticas
tradicionales; el movimiento aparece como un caleidoscopio,
con múltiples matices que divergen pero conviven y lo
integran. Por sus objetivos pluralistas y por su declarada
vocación de cambio este movimiento esta estableciendo
pautas para realizar sustantivas transformaciones sociales,
personales y globales.Es decir, existe un proceso de construcción
discursiva en el que los propios actores debaten y en el ser
incorpor diversas problemáticas que abonan a favor de
su complejización como expresión de la
diversidad y multiplicidad de mujeres que conforman el
movimiento.En este proceso discursivo, los nacientes feminismos
(popular y tercermundista) buscan respuestas a sus
problemáticas así como modelos
organizativos horizontales y nuevas formas de manejo del
poder formal e informal, con la utopía de romper con
las estructuras piramidales y subvertir la
creencia de que jerarquía es igual a
organización.En ello, a pesar de la diversidad o tal vez gracias
a ella, se tienden lazos de solidaridad y se construyen micro-poderes con
posibilidades de irrumpir y subvertir el orden patriarcal y
el sistema de
relaciones dominantes en la sociedad. La fuerte diversidad
interna y las polémicas entre las diferentes
tendencias se convierten en la mejor y más
rápida fuente de crítica y contraste para los conceptos
y teorías que pugnan por definir y
redefinir los problemas
y las estrategias pertinentes.Esta fuerte diversidad interna hizo ha hecho que
tanto durante la etapa de preparación para Beijing
como en la posterior, se desarrolle un proceso de aprendizaje y
de construcción del espacio deliberativo en una
relación crítica y argumentativa con los
gobiernos que, en muchos casos, se ha reflejado en el
desarrollo alianzas, redes de cooperación y
solidaridad entre las "autónomas" y las
"institucionales" y el establecimiento de mecanismo
institucionales. - EL PROCESO DE
BEIJING : DIVERSIDAD, PLURALISMO Y PROCESO
DISCURSIVO.Nuevos ejes –democracia
y ciudada-nía- comenzaron a expresarse en los
años noventa. Dentro de estos parámetros el
feminismo como organización y como propuesta se
expandió en todos los países de la
región. Los feminismos se diversificaron y expandieron
su presencia e influencia.Los años noventa también trajeron un
escenario internacional marcado por el ambivalente proceso de
globalización y por una nueva agenda de
la ONU. Las
feministas comenzaron a desarrollar una mayor incidencia en
nuevos espacios -el regional y el global- tratando de
influenciar una agenda internacional que buscaba atender las
diversas situaciones de exclusión y
subordinación (niñas, mujeres, pobres)
así como perfilar nuevos contenidos para grandes
problemas del período: derechos
humanos, ambiente,
población, desarrollo.En este contexto, el camino hacia la Conferencia de
Beijing contó con un alto nivel organizativo y
político y de articulaciones e interacciones regionales y
globales entre el movimiento de mujeres, sus ONGs y los
gobiernos, las que se dieron tanto en el ámbito
nacional como regional y global.El ámbito nacional
Los diferentes trabajos del movimiento de mujeres
empezaron a desarrollarse en los niveles nacionales.
Empezó a perfilarse a través de la redacción de informes
nacionales, tanto de las ONGs como de los gobiernos. En
muchos países, los gobiernos invitaron a "expertas" de
diferentes redes para que integraran la redacción de
los informes oficiales.Usualmente, en el ámbito nacional, la mayor
parte de la atención de la sociedad civil se
concentra en las actividades internas en sus países.
Las ONGs tratan de lograr su inclusión en las
delegaciones nacionales, así como discutir y tratar de
influenciar sus delegaciones nacionales con respecto al
contenido de las declaraciones de compromisos, documento en
donde se materializan los resultados más importantes
de las debate en
los foros internacionales. Participan en la
elaboración de los borradores de la declaración
de compromisos circulando informes, insistiendo en la
inclusión de ONGs en sus delegaciones nacionales,
haciendo cabildeo para que la representación de su
país sea del más alto nivel político,
comprometiendo a su país para hacer declaraciones y
desarrollando una estrategia
con los medios de
comunicación.El contexto regional
En el contexto regional, la CEPAL fue una instancia
significativa al haber actuado como eje articulador de las
dinámicas de los gobiernos y las agenciase en
relación con la Conferencia de Beijing. Fue un lugar
privilegiado para la construcción de
consensos.En la primera etapa del debate en el contexto
regional, las ONGs tuvieron poca claridad con relación
al significado de la Conferencia del Mar del Plata. Pocos
gobiernos incorporaron mujeres de las ONGs a sus delegaciones
oficiales, pocas delegadas oficiales tenían
experiencia en este tipo de conferencias y no existí
aún una comunicación fluida con el movimiento
de mujeres.En la segunda etapa, el eje fundamental fue la
reunión de la CEPAL en noviembre de 1994 en donde se
amplió el nivel de participación , se
preparó un "instrumento de negociación" que
hizo explícitas las propuestas de las ONGs sobre cada
uno de los puntos de discusión y, finalente, se
logró un cabildeo exitoso con los
gobiernos.Desde esta instancia, a pesar de la oposición
de algunas delegaciones oficiales , el documento oficial
producto
de la Conferencia Regional del Mar del Plata o "Programa de
Acción para las mujeres de América
Latina y el Caribe 1995-2001" contenía dos
recomendaciones que expresan con claridad el nivel de
reconocimiento pretendido y alcanzado en el espacio regional:
por un lado, la adopción del enfoque de género y
el impulso al desarrollo de políticas de equidad de
género; y de otro lado, un reconocimiento al
movimiento de mujeres y a las organizaciones feministas de la
región como actoras e interlocutoras
válidas.El espacio global
En el espacio global, se produjeron asimismo dos
momentos. En el primero, la PREPCOM III, pocos gobiernos
incorporaron representantes de ONGs en sus delagaciones y, de
otro lado, los grupos más tradicionales –algunos
liderados por el Vaticano- fueron incorporados
–especialmente en Centroamérica-.Posteriormente, se desarrollaron diversas
estrategias dentro del movimiento de mujeres y hacia otros
movimientos en donde las redes globales y regionales fueron
las interlocutoras por excelencia. Se impulsaron estrategias
de articulación y se abrió un espacio de
intercambio global, dando origen a "El Equipo" en donde
confluyeron redes, instituciones globales y vertientes del
movimiento de todas la regiones del mundo, para organizar el
cabildeo diario en Beijing. Frente a los gobiernos, se
desarrollaron estrategiasde negociaciones y presión política.Por primera vez, el tema del género y las
propuestas de las mujeres salían de manera masiva de
los ámbitos especializados y se ubican en el centro
del escenario regional y mundial. La segunda etapa estuvo
marcada por el Foro Mundial de ONGs de
Huairou y la Conferencia de Beijing.El movimiento de mujeres llegó a Beijing en
equipos organizados y con un trabajo de
cabildeo exitoso, equipos de redes de apoyo, redes
organizadas para aportar insumos y orientación
temática y política. El Foro, sustentado por un
movimiento global, fue la mejor carta de
presentación de las ONG para
legitimarse en le Conferencia, en la que desplegaron lo
aprendido y cosechado en el proceso previo. La Conferencia,
por ello, no fue un espacio oficial tradicional. Por el
contrario, fue una muestra clara
de la fluidez de los límites entre el Estado y la sociedad
civil.Hoy, siete años después de Beijing,
dos desafíos caracterizan la agenda: la
creación de instancias de representación a
través de las comisiones de seguimiento y espacios
amplios con voceras legítimas; y la creación de
mecanismos concretos a los cuales lo gobiernos deben
comprometerse. - LOS ESPACIOS DE
ARTICULACIÓN E INTERACCIÓN.La Conferencia de Beijing y el proceso que
ésta ha creado ha colocado los temas más
importantes de la agenda en el espacio público. Ha
dejado al movimiento de mujeres una agenda muy concreta
frente a lo gobiernos y a la sociedad civil: lograr que los
gobiernos de la región conviertan en políticas
los acuerdo y avances en justicia
de género. Asimismo, lograr que la sociedad civil se
comprometa con la afirmación de las ciudadanías
femeninas, rechazando sus múltiples sietuaciones de
exclusión, subordinación y reconociendo las
razones de su rebeldía y su aporte a la
democracia.Beijing aportó un instrumento legitimado por
todos los países miembros de la ONU que provee
mandatos puntuales para ser ejecutados en cada país o
región, con la posibilidad de adaptarlos a las
realidades nacionales. Para los movimientos feministas, esta
agenda, sin embargo, no ha agotado las acciones ni las
propuestas de las mujeres y sus movimiento. De una parte, ha
incluido las recomendaciones de la PAM y, de otra, busca un
mayor avance y una perspectiva transformadora que se
materialice en arreglos institucionales, sociales,
políticos, económicos y sexuales de América Latina, así como la
inclusión de aquellos temas que no fueron incorporados
a la PAM.Sin embargo, a cinco años de Beijing, el
balance de las Ongs y los movimientos de mujeres y feministas
de la región, en relación al cumplimiento de la
Plataforma de Acción de Beijing, evidencia que los
avances han sido lentos, que los cambios no son los que se
esperaban y que lo que se cree hoy para siempre conquistado,
puede fácilmente desvanecerse.El reto es, entonces, encontrar la manera de
aprovechar de la evaluación para convencer a los
gobiernos de tomar pasos más concretos sobre la base
de un enfoque en los derechos
humanos cuyos aspectos más importantes podrían
la estandarización y la responsabilización.
Estándares a partir de convenios que aportan una
perspectiva ética
en base a estándares comunes. Y
responsabilización, entendida como el deber de los
gobiernos, de las NNUU y de las otras agrupaciones no
gubernamentales para implementar los compromisos asumidos en
derechos humanos.Los mecanismos institucionales.
Existe un claro convencimiento que la Plataforma de
Acción es un instrumento importante y necesario, pero
el cual sólo será efectivo si hay voluntad
política de los gobiernos, si reorientan sus
políticas de estado y buscan alternativas más
democráticas y humanas frente al modelo
económico neoliberal, si su aplicación es
integral y transversal, expresando compromisos al mas alto
nivel político y asignación de recursos
apropiados y suficientes.En la Plataforma de Acción de Beijing se
determinó que la creación y el fortalecimiento
de los mecanismos nacionales era una de las 12 esferas de
especial preocupación que requerían la
adopción de medidas por parte de los gobiernos.
Durante su 43º período de sesiones, celebrado en
1999, la Comisión de la Condición
Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones
Unidas recomendó que se adoptaran nuevas medidas
para crear o fortalecer los mecanismos nacionales para el
adelanto de la mujer y la igualdad entre los
géneros.La creación y el fortalecimiento de
mecanismos institucionales en el plano nacional para el
adelanto de la mujer han fortalecido sustancialmente la
capacidad de los Estados para lograr los objetivos de la
Plataforma de Acción aprobada por la Cuarta
Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en
1995. Desde entonces, casi las tres cuartas partes de todos
los Estados han establecido alguna forma de mecanismo
nacional para el adelanto de la mujer.La principal tarea de esos mecanismos nacionales es
apoyar la incorporación en todos los órganos
gubernamentales de una perspectiva relativa a la igualdad
entre los géneros en todas las esferas normativas,
incluida la legislación, los programas y
los proyectos. La
incorporación de las cuestiones de género, en
este sentido, es una estrategia encaminada a integrar en pie
de igualdad las preocupaciones de los hombres y las mujeres
en la concepción, la aplicación, la supervisión y la evaluación de
todos las políticas y los programas.Los mecanismos nacionales pueden desempeñar
un papel fundamental en el estímulo y fomento de esas
transformaciones a todos los niveles. En este esfuerzo, los
gobiernos han procurado fortalecer los mecanismos existentes
en diversas formas desde la celebración de la
Conferencia de Beijing. En Ghana, el Gobierno
ha fortalecido la posición de los mecanismos
nacionales al establecerlos en las instancias más
altas, bajo la dependencia de la Oficina del
Presidente, con vínculos directos con los ministerios, departamentos y organismos.
Italia,
Perú, Namibia, Panamá
y San Vicente y las Granadinas, entre otros países,
han creados nuevos ministerios para incorporar el mecanismo
nacional, lo han elevado de categoría
convirtiéndolo en una comisión dependiente de
un ministro, o han nombrado a un nuevo ministro para
dirigirlo.En muchos Estados, los mecanismos nacionales han
sido fundamentales para estructurar las políticas
nacionales de desarrollo, en particular, en particular los
adelantos logrados en la integración de una perspectiva de
género en las actividades relacionadas con la
elaboración de presupuestos, la rendición de cuentas y
la comprobación de cuentas. Filipinas y
Sudáfrica están entre los países que han
adaptado el modelo utilizado en Australia para elaborar
presupuestos que tengan en cuenta las cuestiones de
género, lo que implica que todos los organismos y
departamentos gubernamentales deben preparar un documento
presupuestario en que se desglosen los desembolsos en
función de sus consecuencias tanto para
las mujeres como para los hombres.Asimismo, los mecanismos nacionales han emprendido
diversas actividades en apoyo de la revisión y el
cumplimiento de la legislación para garantizar la
igualdad de género, así como la
incorporación de las cuestiones de género en
todas las políticas y los programas gubernamentales.
La India ha
formulado la Política nacional de potenciación
del papel de la mujer, en la que se esbozan medidas
jurídicas, institucionales y programáticas para
hacer frente a la discriminación por motivos de
género. También ha designado a la
Comisión Nacional de la Mujer como defensora de la
mujer. En Colombia
se creó un equipo consultivo permanente en materia de
igualdad entre los géneros en el Departamento de
Planificación Nacional, con el mandato
amplio de velar por la incorporación de una
perspectiva de género en las políticas
nacionales.Mecanismos de vigilancia y rendición de
cuentas.Los mecanismos nacionales de vigilancia y
rendición de cuentas tiene a su cargo la
difícil tarea de analizar cómo las medidas
gubernamentales producen cambios tangibles en la vida de la
mujer.En los Estados
Unidos, por conducto del mecanismo nacional, los
organismos gubernamentales presentan informes anuales sobre
los progresos alcanzados en la aplicación de la
Plataforma de Acción de Beijing. En Rwanda, un
comité integrado por miembros del mecanismo nacional,
organismos de las Naciones Unidas, organismos bilaterales y
organizaciones no gubernamentales supervisa la
aplicación de la Plataforma de Acción. En
Jordania, donde el mecanismo nacional está integrado
por altos funcionarios gubernamentales y representantes de la
sociedad civil, cada órgano participante debe
presentar informes periódicos sobre los progresos
realizados.Se ha dado inicio a una nueva etapa para poner en
práctica los acuerdos emanados de ambos eventos y
concretados en la Plataforma de Acción de Beijing a
través de un monitoreo, seguimiento y
evaluación de las acciones de los gobiernos para el
real cumplimiento de los compromisos adquiridos.El monitoreo a los gobiernos, para que resulte
eficaz, debe ser conducido por organizaciones
autónomas, que no pertenezcan a la esfera
gubernamental. Es principalmente una tarea de la sociedad
civil. Este es el reto que asumió, concluida la IV
Conferencia, el Grupo Impulsor Hacia Beijing que se
había conformado en el Perú. Las organizaciones
que lo integraban decidieron asumir esta nueva misión, y la nueva denominación:
Grupo Impulsor Nacional «Mujeres por la Igualdad
Real».Los Estados no se relacionan de manera permanente
con la sociedad civil. Generalmente, la relación se da
cuando los grupos de la sociedad civil adquieren un nivel de
organización suficiente como para actuar como grupo de
presión y convertirse en interlocutor de un tema
concreto. La interlocución y las rendición de
cuentas no es parte de nuestra cultura ciudadana.Cuando, como en el caso de la Conferencia de
Beijing, la Declaración de Compromisos adoptada
resulta ser un documento fuerte y progresivo, esta es
utilizada como una herramienta efectiva para el cabildeo. La
sociedad civil, a través de sus organizaciones, puede
solicitar a su gobierno organizar reuniones con las ONGs para
revisar los logros; durante estas reuniones, insistir para
que sus gobiernos se adhieran a los compromisos de la
Declaración; organizar una conferencia de prensa en la
que líderes de conocidas ONGs hagan un llamado a su
gobierno de implementar lo contenido en la Declaración
de Compromisos un su país y, con respecto a los
problemas y asuntos que se presentaran en el futuro en
relación al en su país, utilizar la
Declaración de Compromisos para defender su
posición.La Conferencia de Beijing dio lugar a una
proliferación de nuevas organizaciones no
gubernamentales cuya misión se centraba en la
problemática de la mujer que se traduce en el
establecimiento de asociaciones con la sociedad civil de
importancia crítica para la sostenibilidad y la
legitimidad de los mecanismos nacionales que puede dar lugar
a transformaciones sociales en la condición
jurídica y social de la mujer.El Consejo de la Mujer de Brunei Darussalam,
organización coordinadora de organizaciones de mujeres
que cuenta con más de 2.000 miembros, ha colaborado
con el mecanismo nacional y otros órganos
gubernamentales en el establecimiento de una fundación
de lucha contra el VIH/SIDA y un
comité de asuntos sociales. En Turquía, el
mecanismo nacional estableció comisiones de
organizaciones no gubernamentales encargadas de la salud, la
educación, el empleo y
cuestiones jurídicas con objeto de prestar asistencia
en el seguimiento de la Plataforma de Acción. En el
Níger se ha formado recientemente una
asociación coordinadora de organizaciones no
gubernamentales de mujeres con más de 3.000 miembros
que ha empezado a colaborar con el mecanismo nacional. En
Eritrea, el mecanismo nacional es una organización no
gubernamental con una red de más de
200.000 miembros. Los miembros de su comité central
también son miembros del Parlamento u ocupan altos
cargos gubernamentales, lo que contribuye a consolidar el
papel del mecanismo nacional en el gobierno.En el Perú, las integrantes del Grupo
Impulsor analizaron la Plataforma de Acción Mundial a
la luz de las
condiciones que afectan de manera particular a las mujeres
peruanas, y de los procesos sociales y políticos que
se desarrollaban en el país, seleccionó campos
específicos relevantes por lo que contienen de
políticas públicas expresas y por la
importancia o urgencia de presionar en la adopción
pronta de medidas. De esta manera, se establecieron cinco
ejes prioritarios sobre los cuales centraron su labor de
monitoreo y el desarrollo de iniciativas ciudadanas. Cada uno
de los ejes tiene relación directa con una o
más de las áreas de especial
preocupación que conforman la PAM – Beijing:
Participación política y
ejercicio de ciudadanía
Sexualidad
y salud reproductiva,
Pobreza y acceso a recursos,
Educación y Derechos Humanos y violencia
contra la mujer.Desde 1996, el Grupo Impulsor ha realizado un
conjunto de acciones de monitoreo de los avances del Estado
peruano respecto de los compromisos que adquiriera en
Beijing. Un primer esfuerzo fue la recopilación y
análisis de las principales medidas que
tomó el Estado peruano con relación a cada uno
de los cinco ejes prioritarios, durante el primer año
transcurrido después de la Conferencia de Beijing.
Este trabajo se publicó en 1997 con el título
Del compromiso a la acción.En 1998 se realizó un nuevo monitoreo, esta
vez en una muestra de municipios distritales y provinciales,
para evaluar la participación de la mujeres en los
gobiernos locales, y los programas municipales dirigidos a
las mujeres. Ese mismo año, se llevó a cabo un
estudio de monitoreo que abarcó siete regiones del
país. Esta vez los ejes elegidos fueron dos:
participación política, específicamente
la participación de las mujeres en el proceso
electoral municipal; y salud reproductiva, con
atención a la aplicación del Programa de Salud
Reproductiva y planificación Familiar del Ministerio
de Salud. Este estudio también fue publicado, con el
título Mujeres y ciudadanía en el Perú:
Avances y barreras.El año 2000 estuvo marcado, por un lado por
el proceso «Beijing +5», que buscaba medir el
grado de avance en el logro de la PAM, cinco años
después. El Grupo Impulsor elaboró y
publicó el informe
Balance del grado de cumplimiento de la Plataforma de
Acción Mundial en el Perú.En Paraguay, en
1996 se realizó un seminario
para definir las prioridades nacionales. Allí, el
gobierno, las representantes de la sociedad civil que
participaron en el Foro de las ONG´s y las Agencias de
Cooperación Internacional que tuvieron un importante
papel en ambos encuentros decidieron afrontar el
desafío de establecer planes, programas y proyectos
conjuntos
donde el concurso de los distintos sectores del Estado, de
las ONG´s y las Agencias de Cooperación fuera de
concertación y complementación, a través
de un mecanismo concreto: la Mesa Tripartita de
Seguimiento a Beijing, conformada por el Gobierno
(Secretaría de la Mujer de la Presidencia de la
República), la Sociedad Civil (Coordinación de Mujeres del Paraguay) y
el Sistema de Naciones Unidas en Paraguay (Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo/Fondo de
Población de las Naciones Unidas). Firmaron un
convenio marco, conformando la Comisión Tripartita de
seguimiento a la implementación de los compromisos
adquiridos en Beijing.Algunos países están trabajan en los
compromisos mínimos prelectorales entre el movimiento
de mujeres y las mujeres de candidatas de partidos
diferentes. No se trata de alineamientos partidarios, pues
ello haría que se pierda precisamente la capacidad de
representar y practicar alianzas sociales amplias que
expresen políticamente la agenda y arrebataría
a el carácter autoónomo del
movimiento del poder político. Participación
política no es solamente participación en el
sistema
político formal. El movimiento de mujeres tienen
un espacio de acción política desde la sociedad
civil desde el cual se propone como contrapoder
colectivo.El Indice del Compromiso Cumplido
La tarea de monitorear la implementación de
la PAM desde la sociedad civil produjo diversas estrategias
en los países de la región como la producción de indicadores para medir y evaluar avances
programáticos, así como los cambios en la
situación de las mujeres. Una iniciativa valiosa en la
región ha sido el ICC o "Indice de Compromiso
Cumplido"."El Indice de Compromiso Cumplido" es un instrumento
de control ciudadano para la equidad de género,
desarrollado por FLACSO y CEDEM desde 1998, y se enmarca en
las estrategias de acción del Grupo Iniciativa
Mujeres, del que forman parte dichas
instituciones.Tras las Conferencias y Cumbres Mundiales de los 90
se incrementaron las actividades y propuestas destinadas a
fiscalizar y dar seguimiento desde la sociedad civil a los
compromisos contraidos por los Estados en dichos eventos. En
el caso de las Conferencias sobre Población y
Desarrollo (El Cairo 1994) y sobre la Mujer (Beijing 1995)
esto ha tenido un particular dinamismo, considerando que la
Plataforma de Acción Mundial de Beijing y el Plan de
Acción de El Cairo no tienen fuerza vinculante, es
decir, su cumplimiento no es obligatorio.El ámbito global.
No es sólo en lo nacional donde la Plataforma
requiere de mecanismos y recursos y de procesos de
democratización múltiple.En un mundo cada vez mas interdependiente, las
conexiones, influencias, intercambios entre lo local y lo
global aparecen como inevitables y también decisivos
en muchos aspectos para impulsar o detener el cumplimiento de
la PAM. Así, el espacio internacional, terreno
fundamental durante el proceso de Beijing, es también
otro terreno de disputa para perfilar y defender los derechos
de las mujeres y de las ciudadanías
democráticas.De hecho, si el desarrollo político del
feminismo es reconocido por su apego al pluralismo y a la
diversidad, es sobre todo con el afianzamiento de la
globalización y su intento homogenizador, que se
hace más evidente que nunca la necesidad de analizar y
aportar respuestas a las brechas estructurales, que subyacen
a la concretización de un proyecto
unificador de lo mundial, impulsado sobre la base de un
cúmulo de inequidades históricas.Sin embargo, hay una situación
paradójica. Es evidente, en inicios del siglo XXI, que
las NU, en sus objetivos, estructura, distribución de poder, también
está, de muchas formas, obsoleta. Las dinámicas
de poder ya no son las mismas porque la globalización
ha descentrado muchas de sus funciones
anteriores, al modificar los contextos para su
aplicación.Al mismo tiempo,
Naciones Unidas es posiblemente el único espacio
transnacional capaz de responder a los nuevos problemas de un
mundo globalizado, que puede regular el poder de los estados
sobre sus ciudadanos y dar garantías a partir de la
aún incipiente normatividad global, para el ejercicio
de los nuevos contenidos de los derechos humanos y
ciudadanos. Esto hace que la reforma de las Naciones Unidas
sea una necesidad urgente e imperiosa para que pueda
responder a los nuevos retos del milenio acercándola
más a las ciudadanías, monitoreando sus
políticas y haciendo el seguimiento de sus
compromisos, presionando por generar mayor normatividad capaz
de proteger los derechos humanos de las personas.En este marco globalizado, el rol de las Naciones
Unidas puede ser enormemente significativo. Estando en la
lógica de los estados, la ONU ha
logrado en innumerables ocasiones asentarse en derechos
aún no consagrados, pero ya presentes en el horizonte
referencial de las sociedades
y, al hacerlo, ha ampliado el terreno para su
visibilización. Naciones Unidas ha contribuido
así a perfilar y colocar una nueva agenda
global.Igualmente, las agencias e instituciones bilaterales
y multilaterales, así como las instituciones del
capitalismo global, las transnacionales y multinacionales,
hasta ahora no fiscalizables, deberían rendir cuentas
-al igual que los gobiernos- de lo que han hecho y han dejado
de hacer para impulsar y garantizar el cumplimiento de la
Plataforma de Acción de la Mujer; informando sobre los
mecanismos implementados y los recursos asignados para estos
cinco años de post-Beijing.Naciones Unidas tiene la posibilidad de cambiar,
adecuándose a las nuevas realidades y contextos del
nuevo milenio, desde la perspectiva de los derechos de los
ciudadanos y no sólo de los estados. Esa es la apuesta
de los movimientos de mujeres.Una iniciativa interesante es la de Ana Falu,
Directora del Centro de Investigación y Servicios
Cono Sut/Argentina CISCSA. Esta es la articulación de
los movimientos de mujeres con las procesos de
integración regional y subregional en América
Latina como Mercosur y
Pacto
Andino. Ello significa para Falu, desarrollar y salir de
la autonomía defensiva y moverse hacia una
autonomía propositiva de las mujeres.Ello corresponde a la comprensión del espacio
internacional, terreno fundamental durante el proceso de
Beijing, como otro terreno de disputa para perfilar y
defender los derechos de las mujeres y de las
ciudadanías democráticas.Articulación con los procesos de
integración.La intervención de la ciudadanía en
los procesos de integración es necesaria para acentuar
su carácter democrático, conferirles
aceptabilidad, viabilidad, eficiencia y
permanencia, de manera que sean instrumentos de desarrollo
sustentable y promuevan la inserción de los
países de América Latina y el Caribe en la
economía mundial.La participación de la sociedad civil se
puede dar en dos niveles.En primer lugar, al interior de cada país,
donde corresponde a los gobiernos contribuir a que los
diversos componentes de la ciudadanía se organicen y
se manifiesten sobre los temas comunitarios, aunque algunas
veces el problema no es la ausencia de convocatoria a
participar en el proceso de integración sino el
desinterés evidente de los destinatarios de la
acción integradora. En segundo término, se da
en los esquemas de integración, donde los conductores
de esos procesos deben abrir espacio a la sociedad civil en
las instancias de participación, a fin de que
ésta contribuya a los análisis, reflexiones y a
la toma de
decisiones sobre los asuntos que le
conciernen.Sin embargo, un elemento común a los procesos
de integración es que su objetivo
inicial es marcadamente comercialista, en tanto que la
orientación social es un elemento que por lo regular
se incorpora tardíamente o no está considerado
en el acuerdo que le dio existencia. Así, el
predominio de lo comercial sobre lo social confiere un mayor
protagonismo al sector empresarial sobre otros grupos del
sector privado.Falu destaca que estos procesos y articulaciones
regionales, signados por la voluntad de integración económica aún
están muy lejos de las vidas de las personas y que,
las organizaciones de la sociedad civil (el movimiento de
mujeres, en este caso) no pueden ser ajenas a tales procesos
en tanto les corresponde hacer el seguimiento de la PAM en la
reponsabilidad que tienen los Estados nacionales de
mediatizar la políticas públicas a
través de su cumplimiento.El proceso de globalización aparece como el
nuevo escenario, modificando profundamente las
dinámicas económicas, mas aún al
coincidir en el tiempo con el hegemonismo de la propuesta
neoliberal, que privilegia el mercado y el control de las
grandes corporaciones por encima de los intereses ciudadanos.
Frente a ello, los países sudamericanos articulan
procesos como el de Mercosur y el Pacto Andino que surgen
como expresiones de la voluntad política de los
países, en una integración que se impulsa desde
los gobiernos.En el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), un
instrumento de expresión ciudadana como el Consejo
Económico y Social dio preeminencia inicial en sus
deliberaciones al sector empresarial, aunque después
llegó a ser un mecanismo más representativo de
la sociedad, pero de poca efectividad. Los sectores
sindicales y empresariales han tenido una
participación limitada en las fases de consulta y
negociación mediante los Subgrupos (Comités
Técnicos), al paso que los grupos ambientales
intervienen en la etapa normativa y de homologación
legal.La Comunidad
Andina de Naciones (CAN), por su parte, también
optó por abrir un espacio de participación
limitado a los empresarios y trabajadores a través de
los Consejos Consultivos y ha tratado de establecer otras
instancias de intervención para otros estamentos de la
sociedad civil, pero con poco éxito, ante lo cual algunas
agrupaciones han emprendido varias iniciativas tímidas
a fin de impulsar acciones para la participación ciudadana.Los mecanismos bilaterales de
consulta.Existe también un conjunto de mecanismos
bilaterales y multilaterales de consulta y cooperación
menos formales entre gobiernos individuales y entre
comunidades regionales y el gobierno de alguna potencia,
a través de los cuales coordinan y armonizan las
posiciones que sostendrán en las reuniones
internacionales. Allí están las comisiones
mixtas y de consultas.El 8 de agosto de 2002, el Grupo de Trabajo sobre
Sociedad Civil del Grupo de Rio, luego de deliberar sobre el
tema "Grupo de Rio y la sociedad civil" concluyó en
que "como parte del fomento de la democracia y de manera
congruente con el espíritu de apertura del grupo, es
conveniente establecer un acercamiento hacia la sociedad
civil que contribuya a que el trabajo
de este mecanismo sea más visible y
conocido.Bilateralmente, los países sudamericanos, al
igual que todos los del mundo, implementan con bastante
frecuencia reuniones de coordinación de
políticas y de flujos de cooperación
económica, técnica y financiera con alto
impacto en la sociedad civil.Son las nuevas formas de coordinación de la
política multilateral y multinacional y los nuevos
estilos de adopción de decisiones colectivas que
involucran a gobiernos, OIGs, grupos de
presión internacionales y ONGIs.Es necesario, por ello, que las organizaciones de la
sociedad civil penetren la lógica de las
instituciones, así como de las nuevas formas de
política multilateral y multinacional en la estructura
de elaboración de decisiones de la política
mundial a consecuencia de las presiones que sufren la
soberanía y la autonomía de los
Estados provenientes de la confluencia de restricciones
impuestas por la estructura del sistema internacional,
especialmente por la
organización de la economía global; y las políticas
y actividades de las agencias y organizaciones
líderes, tanto regionales como
internacionales.Beijing + 5
En junio del 2000, cerca de dos mil asistentes,
entre delegados de los gobiernos y representantes de las ONGs
de más de 180 países se reunieroen Nueva York
para asistir a la Sesión Especial de la Asamblea
General de las Naciones Unidas para revisar la
implementación de la Plataforma de Acción de
Beijing. La Sesión Especial, también conocida
como Beijing + 5, fue titulada "Mujer 2000: igualdad
de género, desarrollo y paz para el siglo XXI" y fue
la culminación de negociaciones que tuvieron que ver
principalmente con un documento denominado "Revisión y
evaluación del progreso logrado en la
implementación de las 12 áreas críticas
de preocupación de la Plataforma de Acción de
Beijing".En "Beijing + 5", a pesar de que para algunas
organizaciones lo prioritario era lograr un número
considerable de compromisos con plazo definido y
parámetros concretos que fomentaran la responsabilidad
y aumentaran la voluntad política, las negociaciones
sólo agregaron algunos nuevos compromisos con plazo de
cumplimiento.El documento constituye un análisis detallado
de los ocurrido desde 1995 así como una compromiso de
los gobiernos del mundo para hacer realidad las medidas
acordadas para implementar lo más pronto posible las
estipulaciones la Plataforma de Acción de
Beijing.El documento final de la Sesión Especial de
la Asamblea General "La Mujer en el año 2000: Igualdad
entre los Géneros, Desarrollo y Paz para el Siglo XXI"
contiene algunos avances más allá de la
Plataforma de Acción Mundial.Se reconoce la necesidad de participación
igualitaria de mujeres en la toma de decisiones sobre
macroeconomía; los impactos negativos
de la globalización en las mujeres y propone asegurar
un acceso igualitario a la protección social; el
derecho a la herencia y la
propiedad
y la promoción de programas educativos para
que los hombres practiquen el sexo
seguro.El documento hace referencia explícita, por
primera vez, a los crímenes de honor y los matrimonios
forzados como formas de violencia, y al asilo político
sobre la base de la persecución de
género.En su pronunciamiento, los gobiernos de la
región reconocieron la dificultad de la
búsqueda del consenso internacional, al destacar que a
cinco años de su puesta en práctica "se han
evidenciado una gama de posiciones, enfoques culturales y
valoraciones existentes que configuran un contexto poco
propicio para el logro de visiones consensuadas acerca de
particulares complejidades de los temas involucrados en la
PAM".Afirman que la región pudo unirse, casi
íntegra, por "la experiencia y una voluntad
común para el avance de los derechos humanos de todas
las mujeres, adolescentes y niñas, con especial
énfasis en los derechos a la salud, el desarrollo y la
participación en el marco de la igualdad y equidad
entre los géneros y de no violencia, teniendo como
piso la PAM, la cual está incorporada en
políticas de desarrollo que cada país
soberanamente determinó."Con este pronunciamiento, suscrito por la
mayoría de países de la región,
quedó afirmado, que sin mediar el contenido del
documento de evaluación de la Sesión Especial,
la región está comprometida con los consensos
regionales y con el acuerdo internacional de la Cuarta
Conferencia Mundial.Por su lado, las Organizaciones No Gubernamentales
(ONG) de los países firmantes del pronunciamiento,
celebraron que sus delegaciones hayan suscrito un documento
que en el fondo sostiene que no puede haber ni un paso
atrás, que Pekín es "más cinco", y "no
menos cinco", como pretendieron algunos países que
intentaron cuestionar hasta el marco mismo de los derechos
humanos de las mujeres, conquistado en la década
pasada en relación con la violencia, los derechos
sexuales y reproductivos y el derecho al desarrollo. Las ONG
de América Latina y El Caribe, representadas por la
peruana Virginia Vargas, emitieron ante la Sesión
Especial un pronunciamiento propio en el cual criticaron
severamente el proceso de evaluación.Sin embargo, a pesar de la importancia de este
espacio global y de Naciones Unidas como instancia
privilegiada dentro de él, es poco lo que se ha
analizado sobre las posibilidades y restricciones que esta
instancia contiene y sobre cómo afectan a su
composición, objetivos y estructura los acelerados y
dramáticos cambios vividos desde las últimas
décadas del siglo pasado que han modificado
profundamente las dinámicas socio-políticas,
económicas y de convivencia personal y
ciudadana.Entender estos cambios nos permitiría
también percibir las ambivalencias que este espacio de
la ONU, hoy por hoy, contiene para el avance en el
cumplimiento de la Plataforma de Acción y para lo que
ya es una urgente exigencia de gobernabilidad global
democrática. - SEGUIMIENTO Y
EVALUACIÓN DE LAS ACCIONES. - CONCLUSIONES
- El proceso de Beijing ha desembocado en la
consolidación no sólo de un marco político
basado en el cuestionamiento de las relaciones sociales de
género sino también de un espacio público
autónomo y negociador. Este proceso preparatorio, sin
embargo, no ha sido fácil ni uniforme. En él se
reprodujo todo el abanico de la diversidad de la sociedad
civil, una de sus más importantes
características. - Existe un proceso de construcción discursiva
en el que los propios actores debaten y en el se incorporan
diversas problemáticas que abonan a favor de su
complejización como expresión de la diversidad y
multiplicidad de mujeres que conforman el movimiento. Esta
fuerte diversidad interna hizo que tanto durante la etapa de
preparación para Beijing como en la posterior, se
desarrolle un proceso de aprendizaje y de construcción
del espacio deliberativo. - En el ámbito nacional, la mayor parte de la
atención de la sociedad civil se concentra en las
actividades internas en sus países. Los organismos o
mecanismos regionales intergubernamentales se constituyen
actúan como ejes articuladores y pueden constituir un
lugar privilegiado para la construcción de
consensos. - La Conferencia de Beijing y el proceso que
ésta ha creado ha colocado los temas más
importantes de la agenda en el espacio público. Ha
dejado al movimiento de mujeres una agenda muy concreta frente
a lo gobiernos y a la sociedad civil: lograr que los gobiernos
de la región conviertan en políticas los acuerdo
y avances en justicia de género. - El reto es encontrar la manera de aprovechar de la
evaluación para convencer a los gobiernos de tomar pasos
más concretos sobre la base de un enfoque en los
derechos humanos cuyos aspectos más importantes
podrían la estandarización y la
responsabilización. La principal tarea de los mecanismos
nacionales es apoyar la incorporación en todos los
órganos gubernamentales de una perspectiva relativa a la
igualdad entre los géneros en todas las esferas
normativas, incluida la legislación, los programas y los
proyectos. Los mecanismos nacionales pueden desempeñar
un papel fundamental en el estímulo y fomento de esas
transformaciones a todos los niveles. - Particularmente, los mecanismos nacionales de
vigilancia y rendición de cuentas tiene a su cargo la
difícil tarea de analizar cómo las medidas
gubernamentales producen cambios tangibles en la vida de la
mujer. Por lo tanto, para que el monitoreo a los
gobiernos que resulte eficaz debe ser conducido por
organizaciones autónomas, que no pertenezcan a la esfera
gubernamental. - No es sólo en lo nacional donde la Plataforma
requiere de mecanismos y recursos y de procesos de
democratización múltiple. El espacio
internacional, terreno fundamental durante el proceso de
Beijing, es también otro terreno de disputa para
perfilar y defender los derechos de las mujeres y de las
ciudadanías democráticas. - La intervención de la ciudadanía en los
procesos de integración es necesaria para acentuar su
carácter democrático, conferirles aceptabilidad,
viabilidad, eficiencia y permanencia, de manera que sean
instrumentos de desarrollo sustentable y promuevan la
inserción de los países de América Latina
y el Caribe en la economía mundial. Sin embargo, es un
elemento común a los procesos de integración el
que su objetivo inicial sea marcadamente
comercialista. - Los países sudamericanos articulan procesos
como el de Mercosur y el Pacto Andino que surgen como
expresiones de la voluntad política de los
países, en una integración que se impulsa
sólo desde los gobiernos y que, por ello, aún se
encuentran lejos de las personas. - En tanto los mecanismos de integración,
coordinación y consulta no pueden ser más de lo
que sus países miembros quieren que sean, todos ellos
son instrumentos concebidos para diversos propósitos de
desarrollo y avanzarán hacia el logro de sus objetivos
en la medida que se tenga claro que las personas tienen que ser
los destinatarios finales de la acción
integradora. - Es necesario, por lo tanto, que las organizaciones de
la sociedad civil penetren la lógica de las
instituciones, así como de las nuevas formas de
política multilateral y multinacional en la estructura
de elaboración de decisiones de la política
mundial.
- Miremos al mundo a través de los ojos de las
mujeres. Discursos pronunciados en Sesión Plenaria ante
el Foro de ONG sobre la Mujer, Beijing 1995. - Caminos a Beijing: Textos de la IV Conferencia
Mundial de la Mujer en América Latina y el Caribe.
Editora: Virginia Vargas Valente. Ediciones Flora
Tristán. Noviembre de 1998. - Las apuestas inconclusas: el movimiento de mujeres y
la IV Conferencia Mundial de la Mujer.Ensayos de
Gladys Acosta, Maruja Barrig, Sonia Montaño, Cecilia
Olea y Virginia Vargas. Ediciones Flora Tristán.
Noviembre de 2000. - Visiones hacia el futuro: estrategias de
implementación de la Plataforma de Acción Mundial
en América Latina y el Caribe. Memorias del
Seminario Internacional "Visiones hacia el futuro". Ediciones
Flora Tristán. Enero de 1997. - Teoría democrática, esfera
pública y deliberación. Leonardo
Avritzer. - Diálogo y reflexividad: acerca de la
relación entre esfera pública y medios de
comunicación. Leonardo Avritzer. - Esfera pública y sociedad civil. Andrew Arato
y Jean L. Cohen. - Sociedad civil y teoría política. Cap 2: Conceptual
History and Theoretical Synthesis / Cap 3: Theoretical
development in the Twentieth Century. - La esfera pública y las mediaciones entre
cultura y política: el caso de Brasil. Sergio
Costa. - Repensando lo público a través de la
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representación social. Nuria Cunill Grau. - Aproximación al pensar iusfilosófico de
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Las Mujeres y la Economía) Centro para el Liderazgo
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Internacional, Santiago de Chile, octubre 1999.) - América Latina en Movimiento: Mujeres y
feminismos: rumbo al año 2000. Irene León, ALAI,
América Latina en Movimiento. Setiembre de
1994.
Autor:
Julio Álvarez Sabogal
Abogado y Licenciado en Relaciones
Internacionales. Magíster en Ciencia
Política.
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